lunes, 3 de septiembre de 2018

Iluso

Llega un momento en el que ya no eres  capaz de aguantar la presión por un segundo más, llega un momento en el que te derrumbas sin remedio y tus lágrimas empiezan a rodar por tus mejillas, en ese momento de desesperación pones todas y cada una de tus esperanzas en que ese amigo en el que tanto confías te diga que sí, que no te preocupes, que él te ayuda. Hipocondríaco perdido esperas su respuesta, las lágrimas siguen fluyendo, el dolor no cesa, pero de repente el móvil vibra, desbloqueas la pantalla, lees la respuesta y comienzas a reír, te ríes de ti, de lo iluso y estúpido e inocente que has sido al pensar que le importan tus sentimientos, iluso al pensar que te cuenta sus planes, iluso al confiar en él. Te ríes porque ya estabas llorando y aunque sea una patada en el estomago y te deje completamente solo, tirado en una cuneta, no puedes llorar más. De todos modos, él no va a cambiar esos planes con otras personas, de los cuales te acabas de enterar, a cambio de ¿qué? ¿un amigo en el que puedes confiar? ¿que no mete mierda a tus espaldas? ¿que sí acepta tus opiniones aunque no sean las mismas que las suyas? No, tu amigo prefiere dejarte de lado y seguir con su cuento de hadas, pues todavía no se ha dado cuenta de que bajo esos disfraces de hada se esconden ogros.

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