lunes, 22 de octubre de 2018

Presioname más

Adelante, sigue presionando, no me dejes ni respirar, presioname más fuerte, presioname hasta que estalle. Presioname más, hazme perder el aliento, hazme reventar. Sigue metiendo el dedo en la llaga, observa cómo me escuece, no te inmutes, no te molestes en pretender que te importa. Sigue presionando hasta que lleguen las lágrimas, y cuando lleguen: sigue. No permitas que nada te pare, ni esa falsa amabilidad, ni el qué pensaran; sigue mostrandome tu desaprobación, sigue diciendome que esto no es lo que debo hacer, sigue gritandome, sigue abucheando, no pares de mirarme mal, no ocultes tu cara de asco, no dejes de pronunciar, ya sea en silencio o vociferando a pleno pulmón, que no soy suficiente, sigue diciéndome que así no voy a llegar a nada... porque ¿sabes qué? Cada insulto me da un chute de adrenalina, la rabia corriendo por mis venas me lleva a superarme, a retarme a mi misma, a vecer mis miedos, a olvidar los complejos. En contra de toda expectativa, me eleva hasta el cielo, me hace ser mejor, así que, sí, sigue presionando, sigue haciendome daño, sigue insultando; que ya curaré mis heridas cuando llegue a la cima.


sábado, 20 de octubre de 2018

A ti I

Lo siento, lo siento muchísimo, lo siento de veras, por favor perdoname por no haber estado ahí contigo, al otro lado de la pantalla diciéndote lo importante que eres para mí. Perdoname por haber estado absorta en mis mundos en vez de escucharte y mimarte y decirte la cantidad de cosas que admiro sobre ti. Perdoname por no demostrarte lo increíblemente maravillosa que eres, perdoname por no dejarte claro que no pienso ni una sola de todas las cosas que te digo cargadas de ironía en un intento de picarte, simplemente porque me encanta cuando te ríes y me mandas a tomar viento. Perdoname por no ser todo lo que mereces, aunque, a decir verdad, nadie va a ser nunca lo suficientemente bueno para ti. Perdoname por quedarme parada cuando me atrapa el miedo en vez de meterme en el epicentro del huracán para callarles la boca. Perdoname por quedarme callada cuando necesitas que alguien grite que eres mejor de lo que creen, que no te conocen, que no tienen ni idea, que no son nadie para hablar mal de ti. Perdoname por no saber cuando callarme y simplemente estar a tu lado. Perdoname por caer en la hipocresía de decir todas esas cosas que siempre se dicen para animar pero que no se piensan. Perdoname por no decirte que sí, que todo se ha ido a la mierda, pero que vas, que vamos, a salir de esta, y de todas las siguientes, juntas, mano a mano. Perdoname por descargar todo mi yo en ti sin darte oportunidad de quejarte. Por todo esto te digo perdón; y gracias.

domingo, 14 de octubre de 2018

Y me he cansado...

Hoy me he cansado; me he cansado de seguir el camino que otros han preparado para mi, me he cansado de no tener ni voz ni voto mas que cuando les conviene a otros. Me he cansado de quedarme callada y de hablar. Me he cansado de no poder decir cuánto lo odio y de sonreír ante lo que no me hace gracia. Me he cansado de tener que decidir y tomar decisiones cuando a otros les apetece, de elegir libremente pero sólo entre las opciones que otros consideran adecuadas. Me he cansado de tener miedo a qué dirán, de tener miedo a demostrar que no estoy de acuerdo. Me he cansado de fingir, de intentar complacer a todo el mundo excepto a mi misma, de sonreír cuando siento las lágrimas acercándose a mis pestañas y de poner cara seria cuando quiero reírme en su cara y gritar que se lo merecen. Hoy me he cansado de quedarme sentada por miedo a que a alguien no le guste mi forma de bailar, hoy me he cansado de los tacones que, de todos modos, no me hacían lo suficientemente alta y he corrido descalza hacia mis propios ideales, hoy me he cansado de pretender que encajo en este puto mundo y he abierto los ojos para empezar a soñar de verdad. Hoy me he cansado de que me digan que no puedo, me he cansado de las miraditas por encima del hombro y de las caras de sorpresa ante mis logros; así que hoy, vamos a restregarles que no somos lo que quieren, que ni siquiera lo intentamos, vamos a enseñarles que somos algo mil veces mejor, que somos lo que nos da la gana de ser y que aunque seamos un jodido desastre nadie nos quitará nunca la felicidad de, por fin, ser sin condiciones.

No puedo

Ya no puedo; no puedo ser esa que he sido siempre, esa que hace lo que le piden, esa que no se cuestiona el por qué de las cosas y lo hac...