martes, 4 de septiembre de 2018

Juguetes

Hoy me he dado cuenta de que nada es permanente, nada es eterno. No es fácil llegar a esta conclusión, cuando eres feliz no quieres fastidiar el momento recordándote a ti mismo que esa alegría que sientes, que esa energía que fluye por tus venas o que esa sensación de plena libertad va a acabar en algún momento. Tampoco es fácil aceptar que todo pasa cuando estas sufriendo, cuando estás triste, cuando estás y te sientes solo, o cuando lo único que te ves capaz de hacer es derramar lágrimas, pues eso significaría que ese dolor que te está desgarrando por dentro no es tan importante, significaría que eres aún más débil de lo que pensabas, y nadie quiere ser consciente de su propia debilidad. Es en ese momento, cuando te das cuenta de que estás sufriendo por algo simplemente pasajero, que dejas de tener lágrimas que llorar, que tu respiración vuelve a un ritmo normal; es en ese momento cuando te rompes del todo, consciente de que ya nada ni nadie te va a poder arreglar, consciente de que te quedarás tirada en el desván como la vieja muñeca de cuerda que eres. Algún día alguien te encontrará, tendrá curiosidad y te pintará bonita, pero al tiempo se aburrirá y volverá a tirarte en el mismo desván, con la única diferencia de que ahora ya no eres tú, te convirtieron en lo que querían, y cuando, como los niños pequeños, se cansaron, buscaron otro juguete y se olvidaron de tí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No puedo

Ya no puedo; no puedo ser esa que he sido siempre, esa que hace lo que le piden, esa que no se cuestiona el por qué de las cosas y lo hac...