viernes, 23 de noviembre de 2018

No puedo

Ya no puedo; no puedo ser esa que he sido siempre, esa que hace lo que le piden, esa que no se cuestiona el por qué de las cosas y lo hace para no destacar, para que no le llamen la atención, no puedo seguir complaciendo a todo el mundo, no puedo seguir haciendo lo que los demás esperan que haga. Ya no puedo quedarme sentada sólo porque me han dicho que no es seguro salir ahí fuera, no puedo mantenerme impasible mientras oigo las pullas que, ocultas tras un fingido tono de preocupación, salen de sus bocas, como si de balas de un revólver se trataran, simplemente no puedo.
No puedo mantener la boca cerrada cuando mi cerebro sabe perfectamente qué responder, no puedo dejar que me hagan creer a mi misma que no puedo hacer algo, que no soy capaz de hacerlo, que no tengo la fuerza suficiente o que no soy lo suficientemente inteligente. No puedo aceptar que alguien es mejor o peor sólo por ser hombre o mujer, no puedo aceptar que se oculten entre palabras suaves y bonitas los más despreciables pensamientos, no puedo creer que en este siglo todavía no se acepte que un hombre puede amar a un hombre y una mujer puede amar a otra mujer.
No puedo decir a mi reflejo en el espejo que se cambie de ropa, que así solo busca que la violen; no puedo decirle que se maquille, que sino no le va a gustar a nadie, no puedo decirle que se quede callada cuando un desconocido le grite por la calle, no puedo decirle que le irá mejor si sonríe y finge no saber que lo que están diciendo está mal, no puedo decirle que todo va a ir bien. Pero no puedo no decirle con la cabeza alta, orgullo en el pecho y la mano sobre el fuego: TÚ PUEDES.

lunes, 22 de octubre de 2018

Presioname más

Adelante, sigue presionando, no me dejes ni respirar, presioname más fuerte, presioname hasta que estalle. Presioname más, hazme perder el aliento, hazme reventar. Sigue metiendo el dedo en la llaga, observa cómo me escuece, no te inmutes, no te molestes en pretender que te importa. Sigue presionando hasta que lleguen las lágrimas, y cuando lleguen: sigue. No permitas que nada te pare, ni esa falsa amabilidad, ni el qué pensaran; sigue mostrandome tu desaprobación, sigue diciendome que esto no es lo que debo hacer, sigue gritandome, sigue abucheando, no pares de mirarme mal, no ocultes tu cara de asco, no dejes de pronunciar, ya sea en silencio o vociferando a pleno pulmón, que no soy suficiente, sigue diciéndome que así no voy a llegar a nada... porque ¿sabes qué? Cada insulto me da un chute de adrenalina, la rabia corriendo por mis venas me lleva a superarme, a retarme a mi misma, a vecer mis miedos, a olvidar los complejos. En contra de toda expectativa, me eleva hasta el cielo, me hace ser mejor, así que, sí, sigue presionando, sigue haciendome daño, sigue insultando; que ya curaré mis heridas cuando llegue a la cima.


sábado, 20 de octubre de 2018

A ti I

Lo siento, lo siento muchísimo, lo siento de veras, por favor perdoname por no haber estado ahí contigo, al otro lado de la pantalla diciéndote lo importante que eres para mí. Perdoname por haber estado absorta en mis mundos en vez de escucharte y mimarte y decirte la cantidad de cosas que admiro sobre ti. Perdoname por no demostrarte lo increíblemente maravillosa que eres, perdoname por no dejarte claro que no pienso ni una sola de todas las cosas que te digo cargadas de ironía en un intento de picarte, simplemente porque me encanta cuando te ríes y me mandas a tomar viento. Perdoname por no ser todo lo que mereces, aunque, a decir verdad, nadie va a ser nunca lo suficientemente bueno para ti. Perdoname por quedarme parada cuando me atrapa el miedo en vez de meterme en el epicentro del huracán para callarles la boca. Perdoname por quedarme callada cuando necesitas que alguien grite que eres mejor de lo que creen, que no te conocen, que no tienen ni idea, que no son nadie para hablar mal de ti. Perdoname por no saber cuando callarme y simplemente estar a tu lado. Perdoname por caer en la hipocresía de decir todas esas cosas que siempre se dicen para animar pero que no se piensan. Perdoname por no decirte que sí, que todo se ha ido a la mierda, pero que vas, que vamos, a salir de esta, y de todas las siguientes, juntas, mano a mano. Perdoname por descargar todo mi yo en ti sin darte oportunidad de quejarte. Por todo esto te digo perdón; y gracias.

domingo, 14 de octubre de 2018

Y me he cansado...

Hoy me he cansado; me he cansado de seguir el camino que otros han preparado para mi, me he cansado de no tener ni voz ni voto mas que cuando les conviene a otros. Me he cansado de quedarme callada y de hablar. Me he cansado de no poder decir cuánto lo odio y de sonreír ante lo que no me hace gracia. Me he cansado de tener que decidir y tomar decisiones cuando a otros les apetece, de elegir libremente pero sólo entre las opciones que otros consideran adecuadas. Me he cansado de tener miedo a qué dirán, de tener miedo a demostrar que no estoy de acuerdo. Me he cansado de fingir, de intentar complacer a todo el mundo excepto a mi misma, de sonreír cuando siento las lágrimas acercándose a mis pestañas y de poner cara seria cuando quiero reírme en su cara y gritar que se lo merecen. Hoy me he cansado de quedarme sentada por miedo a que a alguien no le guste mi forma de bailar, hoy me he cansado de los tacones que, de todos modos, no me hacían lo suficientemente alta y he corrido descalza hacia mis propios ideales, hoy me he cansado de pretender que encajo en este puto mundo y he abierto los ojos para empezar a soñar de verdad. Hoy me he cansado de que me digan que no puedo, me he cansado de las miraditas por encima del hombro y de las caras de sorpresa ante mis logros; así que hoy, vamos a restregarles que no somos lo que quieren, que ni siquiera lo intentamos, vamos a enseñarles que somos algo mil veces mejor, que somos lo que nos da la gana de ser y que aunque seamos un jodido desastre nadie nos quitará nunca la felicidad de, por fin, ser sin condiciones.

martes, 4 de septiembre de 2018

Juguetes

Hoy me he dado cuenta de que nada es permanente, nada es eterno. No es fácil llegar a esta conclusión, cuando eres feliz no quieres fastidiar el momento recordándote a ti mismo que esa alegría que sientes, que esa energía que fluye por tus venas o que esa sensación de plena libertad va a acabar en algún momento. Tampoco es fácil aceptar que todo pasa cuando estas sufriendo, cuando estás triste, cuando estás y te sientes solo, o cuando lo único que te ves capaz de hacer es derramar lágrimas, pues eso significaría que ese dolor que te está desgarrando por dentro no es tan importante, significaría que eres aún más débil de lo que pensabas, y nadie quiere ser consciente de su propia debilidad. Es en ese momento, cuando te das cuenta de que estás sufriendo por algo simplemente pasajero, que dejas de tener lágrimas que llorar, que tu respiración vuelve a un ritmo normal; es en ese momento cuando te rompes del todo, consciente de que ya nada ni nadie te va a poder arreglar, consciente de que te quedarás tirada en el desván como la vieja muñeca de cuerda que eres. Algún día alguien te encontrará, tendrá curiosidad y te pintará bonita, pero al tiempo se aburrirá y volverá a tirarte en el mismo desván, con la única diferencia de que ahora ya no eres tú, te convirtieron en lo que querían, y cuando, como los niños pequeños, se cansaron, buscaron otro juguete y se olvidaron de tí.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Iluso

Llega un momento en el que ya no eres  capaz de aguantar la presión por un segundo más, llega un momento en el que te derrumbas sin remedio y tus lágrimas empiezan a rodar por tus mejillas, en ese momento de desesperación pones todas y cada una de tus esperanzas en que ese amigo en el que tanto confías te diga que sí, que no te preocupes, que él te ayuda. Hipocondríaco perdido esperas su respuesta, las lágrimas siguen fluyendo, el dolor no cesa, pero de repente el móvil vibra, desbloqueas la pantalla, lees la respuesta y comienzas a reír, te ríes de ti, de lo iluso y estúpido e inocente que has sido al pensar que le importan tus sentimientos, iluso al pensar que te cuenta sus planes, iluso al confiar en él. Te ríes porque ya estabas llorando y aunque sea una patada en el estomago y te deje completamente solo, tirado en una cuneta, no puedes llorar más. De todos modos, él no va a cambiar esos planes con otras personas, de los cuales te acabas de enterar, a cambio de ¿qué? ¿un amigo en el que puedes confiar? ¿que no mete mierda a tus espaldas? ¿que sí acepta tus opiniones aunque no sean las mismas que las suyas? No, tu amigo prefiere dejarte de lado y seguir con su cuento de hadas, pues todavía no se ha dado cuenta de que bajo esos disfraces de hada se esconden ogros.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Culpabilidad

Los días van pasando, las semanas, los meses incluso, los encuentros son cada vez más distantes, la rabia aumenta y tu yo más vengativo toma el control. Harta de ser apartada, excluida e invalorada tomas la decisión: se lo merece.
Ahora empiezas a escuchar, unos comentarios que ni siquiera imaginabas posibles en esas bocas por aquí, otros por allá; y te das cuenta de que no eres la única sufriendo, que no eres la única que se ha hartado, que no eres la única que lleva demasiado tiempo callandose, y os unís con un objetivo común. Pasan un par de días y nada cambia, pasan un par de días y el plan va tomando forma, un par de días más y la decisión está tomada.
Y en vuestro intento de recuperar algo de la dignidad que os fue robada, a alguien se le va la lengua; incapaz de tomar un lugar en el frente, distorsiona la historia para hacerse con un lugar seguro, y pese a que con su traición condena a otra persona, no le importa, pues mientras ella tenga todo lo que quiere y cuando lo quiere, sin dar absolutamente nada a cambio y como siempre, sin dar la cara, todo va bien en su humilde opinión.
 Al final tú quedas como el culpable y la persona de la que te querías defender es la víctima, pero por alguna razón no te importa, de hecho, te gusta ser el culpable de este supuesto crimen, pues ha supuesto un cambio; prefiero insultos directos una vez al mes que la constante sensación de ser apartada por alguien al que en muchos momentos consideré mi amigo.

No puedo

Ya no puedo; no puedo ser esa que he sido siempre, esa que hace lo que le piden, esa que no se cuestiona el por qué de las cosas y lo hac...